Su historia
MARCO MULASSANO
Nací en un lugar cercano a Turín, soy hijo de Augusta y Franco; Luca es mi hermano y Esteban mi hijo.
En el año 2004 decidí instalarme en la provincia más linda de Argentina, Córdoba.
Mi fascinación por las texturas nace sin duda en mi pequeño pueblo natal. Ubicado en un área de sinuosas colinas de la provincia de Cuneo adornadas estratégicamente por antiguas torres medievales, castillos o desatendidos ábsides románicos desgastados por el paso del tiempo.
Desde siempre viví rodeado por arte. Los ornamentos, los frescos en las fachadas desteñidas del centro histórico, y los valiosos acabados de las iglesias me acompañaron durante toda mi infancia.
Creo que ahí empezó todo. Admiraba la maestría de los artesanos para recrear con el uso inteligente del claro y oscuro las molduras ficticias alrededor de las ventanas, o las pátinas elaboradas para dar una apariencia añeja a las fachadas.
Fue casi una obviedad al principio de mi carrera, ponerme los zapatos de pintor de obra. Pinceles y rodillos me acompañaron por un tiempo, hasta que tuve la suerte de conocer a artistas plásticos especializados en el Trompe l’oeil, el arte de engañar el ojo.
Las paredes y los techos se rompían en elaboradas perspectivas que enmarcaban cielos sugestivos, pájaros y paisajes silvestres.
De otros maestros adquirí los conocimientos de la técnica de la cal, el stucco veneziano, el mantovano, la imitación de los mármoles y el cincelado.
De la mano de un conocido restaurador puede aprender el arte de restaurar frescos, la técnica de los estucados al fuego y el arte del fileteado.
La pasión por el arte, la curiosidad y búsqueda de la excelencia han sido una constante desde que empecé.
Posteriormente, como la ciudad de Torino estaba cerca de mi casa, ingresé a la Academia Albertina de Bellas Artes. Allí estudié escultura y pintura; trabajando en las noches como mozo en un restaurante. Fue ahí que conocí a la persona que me trajo a Argentina y donde empecé una nueva etapa de mi nueva vida.
Stucchi Italiani nació como un sueño que me empeciné en concretar.
Dentro de mi bagaje venido de Italia, había libros de antiguas recetas pictóricas, que sumado a la experiencia adquirida trabajando en Italia, me permitió comenzar a darle forma a este sueño. La realidad económica de Argentina cuando comencé a trabajar, reforzó la idea de trabajar con materiales que fueran de fácil alcance, es decir, locales.
Estudié las cales, visité canteras; descubrí el pasado de los antiguos maestros que decoraban los zaguanes con la técnica del estucado al fuego y las decoraciones de las casas de estilo italianizante. Dediqué unos años a estudiar y practicar “pociones” mientras me recibía de Interiorista y escribía para el suplemento de Arquitectura del matutino local de Córdoba.
De pronto fue 16 de enero del 2008, la vida me sorprendería de una forma extraordinaria, llegó al mundo Esteban Renato Mulassano, mi hijo.
Desde esa fecha hasta hoy un vértigo increíble me abate al detenerme y darme cuenta que, aquello que soñé ayer, hoy se erige robustamente en la marca Stucchi Italiani. Una marca que nace en el año 2013 y actualmente ya es reconocida en el mercado nacional e internacional.
Nace el equipo
STUCCHI ITALIANI
Nuestro equipo es el activo más importante de Stucchi Italiani
Fruto de la permanente búsqueda de la excelencia hoy contamos con un equipo excepcional y altamente calificado.
Quienes visten la camiseta de Stucchi Italiani son personas con cualidades excepcionales que, ensambladas con los valores de Stucchi Italiani aquilatan lo que somos hoy como empresa.
Somos el fruto de experiencias vividas y en un deseo compartido de crecimiento permanente, donde la excelencia es nuestra forma de ser y hacer. Es nuestro propósito.
Pasión, Creatividad, Resiliencia, Honestidad, Orientación a las Personas y Compromiso Social son los valores que nos distinguen;
Que, al conjugarse con innovación, know how y altos estándares de calidad,
dan por resultado revestimientos artísticos para cada uno de nuestros clientes.
Vestir la camiseta de Stucchi Italiani es un orgullo para cada uno de nosotros.